24 jul 2010

Mi iglú...

Hoy, cuando llegaba a casa a media tarde, me sentía derrengada... derretida... descompuesta... deshidratada... odiando al que inventó las vacaciones y al gracioso que se le ocurrió que los cuarenta grados a la sombra son divertidos...
Mientras iba camino de la habitación para encender mi ventilador y refrescarme tumbada sobre la cama, me di cuenta de las muchas cosas por las que siento odio:
Odio los bañadores, los bikinis, los trikinis, los tangas, las toallas de playa, las chanclas, el bronceador de un factor y el de mil, las gafitas que dejan traspasar los rayos solares, el chiringuito de playa, los flotadores, a las madres que exponen a sus bebés al implacable Lorenzo... y odio a Lorenzo también.
Odio las charlas de playa, los cotilleos, las confidencias entre ola y ola...
Odio a la gente que se pasa diez horas tomando el sol para ponerse muy morena y a la vez detesta y desprecia a los negros...
Odio los helados en verano, las sangrías, los calderos, las frituras y la casera fresquita...
Odio a los que dicen que se lo están pasando bien mientras te están ahogando con su sudor...
Odio a los que dicen que por fin ha llegado el verano...
Odio a los que dicen que la vida renace en primavera y llega a su esplendor en verano...
Odio a los que hacen posías sobre el verano...
Odio a la parte del mundo que se inunda de sol...
Es más, hoy, odio al mundo...
Así que, hoy soñaré con un iglú perdido en el Polo Norte.
Esta noche, estaré muy ocupada decorando mi nuevo espacio nacido del hielo.
Y calentaré mi cama con mi propia sangre, que circulará templada por mis venas, hoy doloridas. Y beberé agua en vasos congelados, mientras arropo mi piel con pieles heredadas de animales buenos.
Encenderé velas que me harán olvidar el progreso y el maldito dinero...
Cuando mañana me levante, un recuerdo más nutrirá mi espíritu:
El de haber vivido, al menos por una noche, como vivieron nuestros ancestros.
Cuando lo importante no era la marca del pareo que te cuelgas a la cintura, por ejemplo.
Cuando, lo que movía al mundo era, aprender y evolucionar...
¿Y todo para llegar hasta este punto, me pregunto?
Me voy a la cama, a ver si puedo irme rápido hacia mi iglú...
Queralt.

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